Un poco de música..

lunes, diciembre 14, 2009

LA CASONA - UNA NOCHE LIBRE



- Se me ha olvidado traer algo. Esperame en tu postura y descansa un rato, vendré enseguida. - Dijo mientras se iba y cerraba la puerta a su espalda.
- Si mi ama, eso haré.

Si con todo lo que tiene aquí, aún ha olvidado algo, lo que quiera que sea no será suave. Eso seguro. ¿Que podría necesitar?. Aquí hay de todo.

Y porque coño tarda tanto, preferiría que viniese ya, que traiga lo que sea pero ya, sin esperar más.

La puñetera espera me pone nervioso, se que es una tontería, pero nunca me ha gustado tener que esperar y menos cuando no se que es lo que espero.

Y claro, luego está el detalle de que no tengo forma de comprobar el paso del tiempo, no sé si habrán pasado cinco minutos y es que estoy más nervioso de lo habitual; que podría ser, o que ya haya pasado más de media hora y claro, en ese caso tendría su lógica el hecho de que me esté subiendo por las paredes.

Al rato se abrió la puerta y entró, él la esperaba de rodillas, con los brazos a la espalda y con la cabeza casi tocando el suelo. Le sorprendió ver que no traía nada salvo un movil.
- Habrá que dejar la sesión para otro momento, me ha surgido algo. Pero no te preocupes que antes de irme te pondré un poco cómodo para que descanses.

¿Preocuparme?. Claro que no. ¿Porque iba a estar preocupado?. Como para no estarlo, si me pone un poco cómodo antes de irse a saber por cuanto tiempo.

Y claro, seguro que no será en una postura demasiado agradable para mí, espero estar equivocado pero mucho me temo que pasaré unas horas realmente cómodo y sin la menor posibilidad de movimiento.

Y aún dice que no debo preocuparme. Pues claro que no. De todas formas, no serviría de mucho que me preocupase, asi que para que voy a darle vueltas.
- Si mi ama como desee.
- Ve hacia el caballete y tumbate boca arriba en el suelo.
- Si mi ama, ahora mismo lo hago.

Tras esposarle cada muñeca por separado a las patas del caballete, le encadenó las rodillas a la parte superior, y los pies fueron traccionados por sendas cargas que le obligaban a mantenerlos colgando y soportando todo el peso sin poderlos mover.
- ¿Estás cómodo?.
- Si mi ama, lo estoy.
- No, aún no lo estás lo suficiente, te faltan un par de detalles para estarlo.
- Como mi ama diga.

Colgó un peso mayor que el que soportaban sus pies y lo enganchó a la cadenita de sus huevos, se balanceaba entre sus pies, de forma que no podía alcanzarla. Y le enculó hasta el fondo con el dildo.

- Bueno, por hoy será suficiente, tienes que descansar un poco.
- Si mi ama, como diga.

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